Luciérnaga Infinita

Raro, las 22 hrs. y no te pensaba y en cambio, bailaba y sonreía. Poco tiempo y a la vez mucho, hace ya que no me importa, y me importo; y todo cambió, y sigue cambiando. Como tiene que ser, claro (clarísimo...).

No apagues esa música natural y genuina del viento; aunque frío, armónico. Y esos pétalos que vuelan desnudando a esa flor  tan perfumada como tu esencia. Los arboles te abrazan nuevamente y aquel Ruiseñor te canta suavemente, mientras reís y dejabas atrás esa oscuridad iluminada con luces de bajo consumo, cual dan esos rayos ultravioletas solares y por la noche, le sucede tu Luna cual abrazás infinitamente, mientras las estrellas te bailan en ronda.

Que lindo no? Que no se apague nunca más...
(siempre estarán, los que quieran estar...).



No hay comentarios.:

Publicar un comentario