Hay ciertas emociones, personas o situaciones; que logran en uno un cambio de paradigma: claro, luego de un quiebre emocional siempre le sucede la crisis, y a ésta (como la palabra misma dice) un cambio.
Es que la crisis en si es un momento, largo o corto, de transición; en el cual hay que transitar sin saltarlo ni evadirlo.
Fue un verano estrellado, siempre bien arriba, en las montañas; cascadas de sonidos armoniosos como su fragancia a bosque de húmedos coníferos, donde escuche esa voz invisible cual dijo suavemente y cosquilleando mi tímpano y ser: "Deja de hacerte el distraído: que no distingues, aquello tan infinito de divinidad que hay por ver, y observá hacia el cielo".
Fue un verano estrellado, siempre bien arriba, en las montañas; cascadas de sonidos armoniosos como su fragancia a bosque de húmedos coníferos, donde escuche esa voz invisible cual dijo suavemente y cosquilleando mi tímpano y ser: "Deja de hacerte el distraído: que no distingues, aquello tan infinito de divinidad que hay por ver, y observá hacia el cielo".
Es tan simple, aquello que presientes e imaginas; con solo alinear tu glandula pineal con Sirio, y lograrás conectarte con la gran Constelación de Orión intergalactica.
Al día siguiente era ya todo distinto; tan diferente que hacia atrás no podia ni quería regresar. Me encontraba en un estado alfa de paz y armonia y, en el aire se hacían relucir particulas de elemento liquido y de oxígeno.
" Wooow!", le susurraba yo al universo y agradecía yo a awuella voz cual nunca supe aunque imagino quien seria.
Bailando y risueño bajo la Luna llena‚ con la música elegida que brindaban las acaricias del viento a los arboles; y bailaba tambien‚ el agua junto con las rocas.
Finalmente entendí aquella frase del pelado Carlitos(que tanto me gusta y cual creia entender antes): "La buena felicidad dicen que no se nota".
