Me llena lo campestre, esos verdes en verano amarronados en invierno; sus sonidos, su silencio, su fragancia...
En su cielo, tan cielo; de dia chimangos, toros y perdices. Por la noche búhos, murciélagos y luciérnagas. Donde la oscuridad no es tal, las estrellas fugaces existen y, hasta se deja ver la vía láctea (no hay mayor placer que recostarse en el suelo y dejar llevar tu mirada al infinito...)
Hace no mucho, llevé a un amigo quien solo la metrópolis conocía: noticias de noticieros, comida de chatarra y comunicación virtual por pantallas táctiles.
Entusiasmado él empezó conmigo un genuino viaje hacia la Natura...
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